Entrevista a Don Alfonso Egidos García, Pregonero de la Semana Santa 2014 de Las Torres de Cotillas
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Alfonso Egidos García es un cofrade comprometido –en una labor y devoción de casi 40 años- y convencido de los pilares que sustentan nuestra Semana Santa de Las Torres de Cotillas.
Los recuerdos de infancia y juventud de este vecino se entremezclan con esas también remembranzas en el ambiente de religiosidad a la par que de armonía, compañerismo y experiencias íntimas y colectivas que destila su Hermandad de toda la vida, la de la Virgen de los Dolores, donde nuestro Pregonero de la Semana Santa local 2014 ha sido y hecho de todo.
Con este torreño de pura cepa, de contrastada bonhomía y don de gentes, hablaremos de lo divino y lo humano que envuelve una de las más visibles marcas de distinción de nuestro ser como pueblo, un espacio colectivo que se mueve en pro de una de las tradiciones que más lo blasonan y definen.
-¿Cuál fue su reacción al conocer la decisión del Cabildo Superior de Cofradías de ser el Pregonero de la Semana Santa 2014 de Las Torres de Cotillas?.
De auténtica sorpresa, inesperada, representando para mí un honor y satisfacción el darle voz a lo que supone para un torreño su Semana Santa en sus múltiples facetas.
-¿Qué significa para usted ser el Pregonero de la Semana Santa de su pueblo de cuna?.
El poder trasladar lo que uno siente por la Semana Santa desde que me adentré –hace ya cerca de cuatro décadas- en el mundo cofrade. Y sobre todo la responsabilidad de corresponder a ese ritmo creciente, de realce, majestuosidad, esplendor y belleza que reúne año a año la Semana Santa como expresión de un pueblo en constante progresión.
-¿Qué claves ha querido subrayar en el texto de su Pregón?.
Trasladar lo que significa la Semana Santa de Las Torres de Cotillas desde mi propia visión personal como vecino, como torreño y como cofrade. He trazado en mi pregón una crónica de los valores que atesoran las distintas cofradías y lo que aportan por sí mismas en cuanto a vitalidad y devoción en unas procesiones que, desde hace tres años, desde que cedí el testigo de mi cargo directivo en la Hermandad de la Virgen de los Dolores, veo como ciudadano de a pie, como simple y sensible espectador de algo que lo he vivido como persona de sólidos principios religiosos y acendrado espíritu cofrade y torreño.
En una palabra, las páginas de mi pregón quieren destilar mi visión de la Semana Santa como testigo de algo grandioso, como un vecino más, inmerso durante cerca de 40 años en la gratificante vorágine, en el simpar ambiente de una cofradía como la de los Dolores en mi condición de andero. Una sensación y una devoción cofrades que las mantendré siempre como parte inherente a mi filosofía de vida.
-¿Cómo le gustaría que su Pregón fuera recordado?.
Como algo que es patrimonio de un pueblo, del palpitante devenir de sus gentes materializado en su Semana Santa como algo pleno, la expresión misma de sus vecinos, de su pasión y amor por algo presente en una idiosincrasia torreña modelada durante siglos.
-Usted lleva toda la vida vinculado al ambiente cofrade torreño, ¿cómo lo vive?.
Se vive intensamente y no sólo en Semana Santa. Salvo lo que piensa mucha gente, no hay momento del año que no se dedique a la tarea continua de la puesta a punto de nuestras cofradías.
La Semana Santa, para un cofrade como yo, supone un compromiso total durante los 365 días del año, una entrega digamos que muy intensa en los preparativos del día a día en aras a la buena marcha de nuestra Hermandad y, por extensión, de nuestros desfiles procesionales. Me refiero a una dedicación plena en las diversas vertientes que cubre la ejecutoria de una cofradía y en ello, en esa realidad, ocupa un lugar sobresaliente la atmósfera de convivencia que se genera en un amplio y dinámico colectivo de hombres y mujeres, de generaciones que se suceden en un incesante caminar de años.
Las interrelaciones humanas que se van asentando en nuestras Hermandades y entre las mismas, el espíritu constructivo que preside la toma de decisiones y la gestión de sus asuntos cotidianos y pormenores añaden valor al mundo cofrade torreño. Y con esa esencia positiva quiero referirme al papel de la juventud, a una generación de jóvenes que irrumpen con fuerza en nuestra sociedad. Siempre han estado presentes en nuestras cofradías pero, desde hace unos años, los jóvenes se han incorporado decidida y continuadamente a nuestra Semana Santa, participando en las procesiones y, lo que es más importante, asumiendo responsabilidades, actuando como motor y parte activa de las mismas y, en muchos casos, garantizando el relevo generacional dentro de los órganos de gobierno de las Hermandades, con una normalidad digna de elogio. En suma, nuestros jóvenes protagonizan cada vez más el presente y nos aseguran el futuro.
-¿Qué tiene nuestra Semana Santa de especial?.
La Semana Santa ofrece muchísimo de cara a la percepción de los foráneos, los visitantes. Es necesario promocionarla al máximo nivel al exterior planteándola como un evento multitudinario capaz de arrastrar a miles de vecinos como participantes y/o espectadores así como también a miles de visitantes que acuden como testigos asombrados de un referente cultural de indudable nivel en el contexto de nuestra Región. Y es que estamos ante una Semana Santa, la de Las Torres de Cotillas, que es original en muchas de sus características, que se vive en primera persona y que ofrece por ello un extraordinario atractivo para el que la presencie. La Semana Santa torreña es una hermosa realidad donde la vistosidad de sus pasos, la belleza de sus imágenes, ese incomparable arreglo floral de sus tronos y el ingente cúmulo de personas, anderos, nazarenos,… son factores, ingredientes que coadyuvan a hacer de nuestros desfiles pasionarios algo único.
-¿Su rincón favorito para sentir la tradición pasionaria de nuestro municipio?.
Una panorámica excepcional para presenciar en toda su magnitud nuestras procesiones torreñas es la calle Campo, por el carácter de recogimiento que ofrece. Esta arteria de buen trazado lineal y perdurable en el tiempo sin apenas alteraciones en su fisonomía y distribución originaria es la calle nazarena por antonomasia de Las Torres de Cotillas. La calle Campo suma a esa virtuosa naturaleza cofrade el numeroso contingente de espectadores que reúne al paso de los tronos e imágenes de nuestra Semana Santa.
-¿Ha cambiado mucho la Semana Santa local desde su percepción como vecino y cofrade?, ¿qué vivencias guarda de esta multitudinaria celebración?.
Ha cambiado para mejor, nuestras procesiones han ganado en los últimos tiempos en rigor, en solemnidad, en uniformidad; se ha crecido en calidad estética a la par que en seriedad; todo un adelanto logrado con una pulcritud en ornamentos, incorporación de imágenes, una serie de aciertos que aportan a nuestra Semana Santa ese carácter de respeto que representa una marca de distinción de nuestros desfiles.
Y ese logro es un compromiso asumido por las ocho cofradías torreñas, ocho Hermandades que ponen pasión, ilusión e inquietud para que, con un sano afán de superación, su esfuerzo e implicación germinen en unas fervorosas procesiones, muestra, en suma, del sentir popular y religioso más hondo. Y todo ello sin renunciar a perfeccionarla porque cada año es distinto y, sin duda, mejor. El cofrade no deja de pensar en cada instante cómo puede mejorar su Semana Santa. No decae en su entusiasmo por avanzar en la calidad de nuestras procesiones, aderezándolas de ese afán de superación permanente para satisfacer las expectativas trazadas tanto por las mismas cofradías como por los espectadores, ya que el resultado es inigualable y brillante.
-¿Dónde cree que radica la fuerza de la Semana Santa para que en torno a ella se genere tanta participación popular?.
En la capacidad de movilización de las distintas cofradías, en los miles de vecinos que se involucran, en esas cerca de dos mil personas que generan la notable capacidad de ofrecer solidaridad y armonía como valores añadidos. Presenciamos un masivo despliegue humano que hace de la Semana Santa el evento con más seguimiento y participación de cuantos tienen lugar en Las Torres de Cotillas a lo largo del año. Ésa es la fuerza proverbial de nuestros desfiles.
-¿Cómo ve el presente y futuro de nuestra Semana Santa torreña?.
Un futuro prometedor, positivo, ya que la Semana Santa, como decía antes, ha sabido aglutinar a jóvenes generaciones que garantizan su continuidad por muchos años, una savia nueva plena de motivación por darle marcha a la senda de engrandecimiento de algo sublime en los planos humano, religioso, cultural, artístico y, en resumen, referente de un pueblo vivo, que se mueve y que tiene un rico acervo de valores y creencias.
-¿Qué cabe potenciar de nuestros desfiles pasionarios?.
Seguir en la línea de innovaciones y necesarias mejoras que se están viendo en los últimos años.
-¿Cómo desea que sea esta Semana Santa 2014?.
Que se desarrolle con normalidad, desterrando toda posibilidad de sucesos indeseables y de contratiempos que puedan desvirtuar el sentimiento, el correcto discurrir de los desfiles. El trabajo está hecho así como los esfuerzos humanos y económicos. Con las mejores ganas y toda la ilusión nos disponemos a recibir una Semana Santa cargada de mensaje.