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Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina

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Fuente: www.es.amnesty.org (Amnistía internacional)


La mutilación genital femenina (MGF), extirpación parcial o total de los órganos genitales femeninos, es posiblemente una de las violaciones sistemáticas más extendidas de los derechos humanos de mujeres y niñas. En el mundo, 135 millones de ellas han sido mutiladas genitalmente y dos millones más se añaden a esta cifra cada año. Practicada de forma generalizada en más de 28 países africanos y en algunos de Oriente Próximo, la mutilación genital ha comenzado a producirse en comunidades de inmigrantes en países industrializados, Asia y Latinoamérica.


La costumbre y la tradición son las razones más invocadas para justificar esta práctica. A ésta se añaden el control de la sexualidad femenina, la higiene, y, en los países musulmanes en los que se realiza, la religión. Para Amnistía Internacional, la MGF es una forma de tortura que viola los derechos humanos universalmente reconocidos de las mujeres y las niñas. Por ello, Amnistía Internacional insta a los gobiernos a que cumplan su obligación de proteger estos derechos y tomen medidas para erradicar esta práctica. También, pide a la comunidad internacional que reconozca esta práctica como una violación a los derechos humanos y que apoye las iniciativas de ONG y colectivos que persigan erradicar o sensibilizar in situ contra los tres tipos de mutilación femenina: infibulación, ablación y escisión.


Qué es


La forma más severa de mutilación genital es la infibulación, también denominada "circuncisión faraónica". El procedimiento incluye la clitoridectomía (extirpación total o parcial del clítoris), la excisión (extirpación de la totalidad o parte de los labios menores) y la ablación de los labios mayores para crear superficies en carne viva que después se cosen o se mantienen unidas con el fin de que, al cicatrizar, tapen la vagina. El procedimiento menos extremo consiste en la ablación del prepucio del clítoris. El 15% de las mutilaciones genitales que se practican en África son infibulaciones, el resto son clitoridectomías o excisiones.

 

El tipo de mutilación, la edad y la manera en que se practica la MGF varían según el grupo étnico, el país, el carácter rural o urbano del área y el origen socioeconómico. Generalmente la MGF se lleva a cabo entre los cuatro y lo ocho años, aunque, según la Organización Mundial de la Salud, la media de edad está descendiendo, lo que indica que la práctica está cada vez menos asociada con la iniciación a la edad adulta. Aunque algunas niñas sufren la mutilación individualmente, normalmente se practica en grupo, especialmente allí donde forma parte de una ceremonia de iniciación. En otros lugares realiza en grupos de hermanas o parientes o grupos de vecinas.


La operación, realizada generalmente en grupos de niñas de entre los cuatro y ocho años, suele llevarse a cabo sin anestesia. Los efectos de la mutilación genital pueden ser mortales. Además, quienes la han sufrido arrastran toda la vida secuelas físicas que van desde hemorragias e infecciones a infertilidad o quistes. La mutilación puede hacer del acto sexual y del parto una terrible experiencia para las mujeres.


La persona que realiza la mutilación puede ser una anciana, una partera, una curandera, un barbero, una comadrona o personal cualificado. La niña es inmovilizada con las piernas abiertas. Lo más frecuente es que no se tome ninguna medida para reducir el dolor, aunque a veces se recurre a un anestésico local o se aplica agua fría para entumecer la zona y reducir la posibilidad de que las niñas sangren. La mutilación se lleva a cabo utilizando un cristal roto, la tapa de una lata, unas tijeras, la hoja de una navaja u otro instrumento cortante. Cuando se trata de una infibulación, se utilizan espinas o puntos para unir ambas partes de los labios mayores. A veces se aplican polvos antisépticos o ungüentos que contienen hierbas, ceniza o estiércol y que se consideran cicatrizantes.


Efectos


La mutilación genital puede provocar la muerte. Cuando se lleva a cabo produce dolor, conmoción, hemorragias y daños en los órganos que rodean el clítoris y los labios. La utilización del mismo instrumental con muchas niñas puede propagar el VIH. Posteriormente puede provocar retención de orina, hemorragias intermitentes pequeños tumores del nervio que provocan un intenso dolor. A largo plazo puede ser la causa de infecciones graves y crónicas en el tracto urinario, piedras en la vejiga y uretra, trastornos renales, infecciones del tracto genital por la obstrucción del flujo menstrual, infecciones en la pelvis, infertilidad, tejido cicatrizal excesivo y quistes dermoides. El primer acto sexual sólo puede realizarse tras la dilatación gradual y dolorosa de la abertura que ha quedado tras la mutilación. En algunos casos es necesario practicar una incisión previa. En el parto, la cicatriz que ha quedado puede desgarrarse. A las mujeres que han sufrido infibulación es necesario practicarles un corte para permitir la salida del bebé, pues no disponen apenas de abertura. Tras el alumbramiento, a menudo les vuelven a practicar la infibulación.


La mutilación puede hacer que el primer acto sexual sea una terrible experiencia para las mujeres. Puede ser extremadamente doloroso e incluso peligroso si es necesario practicar una incisión. Para algunas mujeres, el acto sexual sigue siendo siempre doloroso. Aunque no sea así, la importancia del clítoris para experimentar placer sexual y orgasmos sugiere que la MGF afecta negativamente a la satisfacción sexual. Sin embargo, un estudio descubrió que el 90% de las mujeres infibuladas entrevistadas dijo experimentar orgasmos.


Cuasas


La costumbre y la tradición son las razones más invocadas para explicar la MGF. La práctica define quién pertenece al grupo. Otras razones tienen que ver con la identidad sexual. A menudo, la MGF se estima necesaria para que una niña sea plenamente considerada como mujer y la práctica marca la diferenciación de sexos y de papeles en la vida y en el matrimonio. Se cree que incrementa la feminidad, sinónimo de docilidad y obediencia. El control de la sexualidad y de las funciones reproductivas de la mujer es otra de las causas de la MGF. Existe la creencia de que mitiga el deseo sexual de la mujer y, por tanto, reduce las posibilidades de infidelidad. En muchas sociedades es muy difícil, si no imposible, que una mujer se case si no se ha sometido a la mutilación. De ésta depende el honor de toda la familia.


La higiene y la limpieza son otras de las razones que se invocan para justificar la MGF. Los términos populares para referirse a la mutilación son sinónimos de purificación o limpieza. En algunas sociedades a las mujeres no mutiladas se las considera poco limpias y no se les deja manipular el agua. Otras creencias mantienen que los genitales femeninos son feos y voluminosos, que pueden crecer y resultarle incómodos colgando, que el clítoris es peligroso y puede provocar la muerte del hombre, si tiene contacto con su pene, o del bebé si lo roza durante el alumbramiento. En algunas sociedades se cree que aumenta la fertilidad o que hace el parto más seguro.


Aunque la práctica de la MGF es anterior al Islam, ha adquirido una dimensión religiosa, invocada en aquellos países musulmanes que la practican. Los líderes islámicos no se muestran unánimes al respecto. El Corán no contiene ningún llamamiento en favor de la mutilación, pero algunos proverbios atribuidos a Mahoma cuentan que, preguntado por la mutilación, el profeta contesto “Reduce pero no destruyas”.


Bibliografía


Protocolo para la prevención y actuación sanitaria ante la mutilación genital femenina en la Región de Murcia


Manual Prevención Mutilación Femenina (Confederación Nacional de Mujeres en Igualdad)